5.10.14

  Acaricio su mejilla llevándose consigo la más suave sensación que alguna otra vez no sentirá jamás, de ella recuerda que se derramaba una lagrima recorriéndole por el rostro, ésta caería en un abismo, perdiéndose entre las sabanas que la absorbían, tal cual como tú absorbías todas sus energías, toda su felicidad, y todo su amor. Todos sus sentimientos andaban como queriéndose escapar y estabas tu quien ella misma decidió depositar ese amor en tu piel, para que se lo guardes.
 La miraban a los ojos esquivando muchas miradas a diario, Ameli solo quería encontrarse en unos ojos negros, mirarlos y perderse en ellos en su total confianza, aquellos ojos eran tan negros que le creaba un sinfín de preguntas que sabia dentro de si, nunca serian respondidas o creíbles tal vez.

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