Estaba desapareciendo, comía partes de mi a bocanadas. Volví a rasguñarme desde adentro para soportar el dolor por fuera, escuchaba los gritos de que no valía nada. Me estaba volviendo tan suave, casi invisible para ya no ser proyectada, y todavía me hardia en las venas aquello que sentía, que evite crecer.
Era yo misma y sola, arruinada, contra el mundo, que eras vos.
Las canciones se marchitaron, las flores empezaron a oírse desde que has empesado a caminar cerca de mi, mi sangre se heló y no te temí más, ultraje mis sentidos, camine mas rápido y no volví a mirar atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario