22.10.12

Te abrazo, te ahogo (f.i.l.o.s)


Pasaba horas metida en la computadora, era mi única compañía, encontré en el msn
y en los foros la forma de hacer amigos que, personalmente, no podía. Así conocí a Sofía, su nick 
era «Edicius» (suicidio en inglés y al revés). Había entrado en un foro de Evanescence, migrupo favorito, y, atraída por su nick 
ingenioso, nos pusimos a chatear.Descubrimos que éramos parecidas en muchas cosas, ella también era una solitaria, sin amigos, gordita, y con un gusto especial por la muerte. Pero estaba un paso más adelante que yo, ella se cortaba y se sacaba fotos a sí misma en el momento que lo hacía, mandándomelas por mail. Una noche mi angustia había llegado a un límite intolerable y le escribí contándoselo.

Sofía: —¿Por qué te sentís mal?

Giuliana: —Porque me siento sola, abandonada. Soy

 fea, gorda, nadie me quiere.Quisiera morir y no sé cómo.

Sofía: —¿No probaste cortándote?

Giuliana: —No, salvo una vez que me clavé un compás.

Sofía: —Inténtalo, es fácil. Anda a la cocina y agarra un cuchillo. Volvé y mostrame cómo te cortas (tenía puesta la cam).
 Hice lo que me pidió, bajé hasta la cocina mientras mi familia dormía y saqué un cuchillo del cajón de los cubiertos. Inútil como siempre, no me di cuenta de que había elegido justo un cuchillo con punta redonda. Intenté cortarme con él, al pedo, sólo conseguía rayarme la piel.—No sirve, no corta —le decía a mi amiga.—¡Si serás boluda...! Entonces proba con la maquinita de afeitar de tu viejo —me sugirió.
Fui hasta el baño y le robé la Prestobarba a mi papá. Volví frente a la cam y se la mostré con una sonrisa de triunfo, esta vez no podía fallar. Me enseñó cómo desarmarla para que las hojas cortaran más profundo. Me llevó un buen rato abrirla, hasta que dos navajas filosas cayeron en mis manos. Fantaseé con cuánto daño podrían hacerme. Sin pensarlo demasiado,me hice un par de tajos en los brazos. Temblaba de miedo y de satisfacción cuando vi salir las primeras gotas de sangre
.
Dolía, ardía, pero no me importaba. Ese dolor físico me distraía el dolor interno, aliviándolo. Dejé que la sangre corriera por mi brazo, fascinada. ¡¡¡Hurra! No había fracasado. Con una sensación de éxtasis muy parecida a la felicidad me fui a dormir.Los cortes se convirtieron en rutina. Me cortaba día y noche, en casa, en la escuela, en un shopping, en el micro, en la cama, en el baño, en fin, en cualquier lugar. Mi Gillette se había convertido en mi nueva mejor amiga, la llevaba a todos lados, escondida en la mochila o en el corpiño, en un agujerito dentro del relleno de la taza que hacía con el mismo filo de la navajita. Me hacía más de seis tajos por cada brazo. Seguí con las piernas, el cuello, y el pecho.Estaba desintegrándome de a poco. Quena sentir ese ardor para darme cuenta de que aún sentía, que aún estaba viva. Traté de ocultarlo, es lo que generalmente hacemos los
cutters (automutiladores), mi ropa cerrada y con mangas largas tapaba mis marcas. Pero en realidad,sentía un orgullo morboso por haber conseguido mi propósito y comencé a fotografiar las marcas no bien me cortaba y a ponerlas en un flog de la red, además bajaba cuanta foto trágica encontrara. Me inventé un
nick acorde para mi flog, «Broken inside»
(Rota por dentro) y lo llené con más de mil fotos, la mitad de las cuales eran de mi propio cuerpo ensangrentado.Así estaba yo, completamente rota, sangrando por dentro y por fuera.

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